Mi cama es grande, inmensa, apenas puedo abarcarla con la mirada… o tal vez no sea ese el matiz, quizás mi cama siempre fue pequeña, un diminuto remanso de paz… y quizás el que la hacía infinita eras tú.
El significado de conformarse con lo mínimo, a tu lado, adquiría proporciones inhumanas, ¿respirar?, ¿realmente lo necesitaba?, eras mi aire, mi luz y mi vida, y yo, como plantita que apenas se abre al mundo era feliz.
Una cama vieja, unas sábanas ásperas cuyos colores apenas eran sombras de lo que fueron, quizás un azul mar, desgastado por el tiempo, el espacio y nuestro amor, quién sabe, quizás un azul mar, húmedo, solo, añorante… de lo que nunca fue.
Apenas alcanzo a recordarlo todo con claridad, a veces lo vislumbro luminoso, mágico, irreal, más que imágenes son sentimientos, alegría, plenitud, no sé, ese sentimiento que no se puede explicar, que solo puede sentirse y que llena, que llena y sacia más que el agua más pura. Otras por el contrario, me ahogo, llanto, decepción, ira, todo es gris, negro, no logro ver ni oír y cuando toca suelos profundos, no logro sentir.
¿Sabes lo que es no sentir?, pasar de la risa, del llanto, pasar a una sala en que todo es blanco, sin muebles, sin esperanzas y caminar, caminar hacia el horizonte, caminar y no verte, no oírte, no sentir tu roce, ese roce tan familiar, ese roce que podría reconocer en cualquier lugar, porque simplemente es especial.
Quizás mañana esa cama no esté, quizás simplemente todo lo que sentí fue un mal sueño, anelos o sentimientos enredados, quizás mañana abra los ojos y me estés mirando, me protejas con tu presencia y me arropes con tu dulzura, quizás mañana…
… pero hoy sigo caminando. Y todo es blanco.
oins qué potito U_U
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